sábado, 5 de agosto de 2017

A propósito del comentario "El Enigma de la Razón" de @pitiklinov sobre un trabajo de Mercier y Sperber.

En este interesante comentario Pablo Malo (@pitiklinov) se refiere a la publicación "The Enigma of Reason" de Hugo Mercier y Dan Sperber.

En él, Pablo Malo menciona que según estos autores la razón podría tener dos orígenes y/o propósitos en su diseño: uno intelectualista (buscar la verdad) y otro interaccionista (que sirve para justificar nuestras acciones e ideas para convencer a los demás).
Me interesa este tema de modo especial pues es respecto de esta problemática que he desarrrollado mi trabajo, que puede resumirse en lo fundamental, en los 15 capítulos sobre Conducta Humana, presentes en este blog y también en www.conductahumana.cl

Si bien me parece bastante lógico el análisis acá expuesto, ello resultaría válido en mi opinión, si concordamos con varias premisas o supuestos en los cuales se basa. Mi intención es plantear una explicación alternativa, basada en mi teoría del doble cerebro, la cual desarrollo en los 15 capítulos antes aludidos.

Según mi teoría, el ser humano basa su conducta en la interacción de 2 cerebros funcionalmente asociados pero independientes en cuanto a su origen evolutivo, y los parámetros (diferentes) en que se basan para sugerir decisiones y por tanto conductas.

El cerebro primario o primitivo, esencialmente instintivo, que nos influye en el modo como apreciamos el mundo, con un importante componente valórico, y que nos presenta todo estímulo como atractivo o agradable, neutro o desagradable cuendo no francamente repulsivo. Sobre esto no tenemos capacidad significativa de intervenir, en cuanto a modificar este efecto. Todo ello está en la base en la que se afirman nuestros gustos, vocaciones, placeres, posición política, religiosa, tendencia a ser correctos o incorrectos, etc, etc.

Nuestro cerebro secundario, evolutivamente mucho más reciente, que nos permite un análisis más desapasionado de las alternativas que nos presenta la vida, pero que nunca logra desprenderse totalmente de la influencia del cerebro primario.

Es justamente esta incapacidad del cerebro secundario (donde reside nuestra razón), de desprenderse de la influencia del cerebro primario, la que provoca que no podamos, unos más y otros menos, lograr análisis objetivos y desapasionados sobre cualquier tema que analicemos o discutamos. Hay siempre, grados mayores o menores de "secuestro" del cerebro secundario por parte del primario que influyen poderosamente en las apreciaciones y conductas de las personas. Para no dar más lata, quien se interese en adentrarse más en detalle sobre esto, puede leer los capítulos de conducta humana disponibles.

La frase "la razón está o no diseñada para", tiene a mi modo de ver implicancias importantes. Se habla de un diseño, lo cual implica la existencia de una inteligencia que tuvo la intención de crear la razón humana, en un sentido que podemos tomar como más o menos literal o metafórico.
No concuerdo con ninguno de ambos. No creo en la existencia de "la razón" como una entidad existente por sí misma, como tampoco creo, bajo el mismo análisis, ni en el bien ni en el mal como entidades que puedan existir independientes de procesos mentales humanos. Son pues, todos "constructos" de nuestro cerebro/mente.

Para nadie debiera ser discutible que hay personas más inteligentes que otras, incluso aceptando que existen distintos tipos de inteligencia, y en cada una de ellas hay quien destaca especialmente (o por el contrario da jugo, como decimos en mi país).

Aquellas personas que han destacado en la historia especialmente, por haber sido capaces de realizar análisis tan profundos y sorprendentes, diferenciándose en forma extrema del común de la gente, son quienes han tenido el privilegio de poseer unos cerebros secundarios prodigiosos, pues han logrado una interpretación del mundo que, alejándose de lógicas simplistas y manteniendo a raya la influencia del cerebro primario, se han acercado más que muchos a comprender eso que llamamos "realidad".

En mi opinión, entre los ejemplos más excepcionales están sin duda Darwin y Einstein, seguidos de toda una legión de otros pensadores que han hecho aportes absolutamente significativos.

Así, "la razón" que poseyeron Darwin, Einstein, y tantos otros, no es la "misma razón" del común de los mortales, cada uno de nosotros tiene la suya propia.

Quienes son más dependientes de la influencia de sus cerebros primarios, serán quienes más "acomoden" sus razonamientos a su conveniencia e intereses, tratando de que primen sobre las opiniones de los demás.